El nuevo índice de la UCA: duros datos de la pobreza "escondida" en Argentina
Hay un elevado número de personas de muy bajos recursos que expresan un fuerte malestar psicológico. En otros casos se consideran "infelices".
También hay niños que viven en barrios marginales y que carecen de una computadora o de acceso a Internet, no saben otro idioma o simplemente no tienen libros infantiles en sus casas y jamás les leyeron un cuento.
Todas estas y otras variables más de la Argentina marginal quedaron expuestas ayer en el nuevo informe sobre la "Pobreza y desigualdad escondidas" que presentó el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).
A la largo de un un foro de especialistas argentinos y extranjeros organizado por la UCA se expusieron los datos duros de la otra cara de la pobreza en la Argentina: aquella que no se mide en índice de ingresos o viviendas precarias sino en las falencias propias de la vida cotidiana o los estragos que hace la marginalidad en la mente humana.
En el documento de la UCA se revela, por ejemplo, que el 63,9% de los pobres indigentes (34,3%) y pobres no indigentes (29,6%) presenta un malestar psicológico. Esto implica que en el último año presentaron síntomas de ansiedad y depresión con un riesgo moderado.
A la vez, el 22,8% de los pobres y pobres indigentes sostiene que siente "infelicidad" en su vida. Se trata de una percepción de la vida y que está vinculada con el espacio en que vive, según aseguran los especialistas.
En tanto, un 73,6% de aquellos argentinos que viven en la pobreza perciben un sentimiento de "afrontamiento negativo". El informe aclara que esto implica el "predominio de conductas destinadas a evadir ocasiones para pensar en la situación problemática sin realizar intentos activos por afrontar o tratar de resolver la situación".
"A merced del destino"
Y están también aquellos pobres (37,4%) que presentan un síntoma de "creencia de control externo". Esto es, que sienten que están a merced del destino y consideran que sus conductas están exteriormente dirigidas.
"Las dimensiones invisibles de la pobreza en general no son visualizadas por las políticas sociales", sostuvo Agustín Salvia, director del UCA.
Y agregó: "aún estamos muy preocupados por los ingresos de las familias, la falta de cloacas, agua potable o un hábitat digno en muchos hogares argentinos pero las dimensiones que tienen que ver con el día a día y el buen vivir de la gente o la capacidad de resolver problemas y sentirse satisfechos sin ansiedad o estrés nunca son vinculadas o articuladas con la pobreza cuando se diagraman políticas sociales".
Así, Salvia destacó que "toda la evidencia muestra que aquella que se percibe por falta de ingresos o falta de un hábitat digno generan un alto nivel de sufrimiento e impotencia o parálisis en las poblaciones pobres".
Para el director del UCA, "en la Argentina estas variables no visibles de la pobreza son muy importantes porque en cada crisis se agravan y cristalizan los problemas estructurales en poblaciones de bajos recursos. Esta situación genera problemas de insatisfacción, depresión, impotencia o la paralización de la gente que no encuentra una salida".
Fuente: Infobae