Los costos de producción son altos y la exportación está caída.
Otrora fuente de ingresos para muchas familias y generadora de recursos para el distrito, la actividad atraviesa un contexto muy preocupante a raíz del bajo precio que se paga por animal y del considerable aumento de los costos.
Lo que otras épocas era una salida laboral para decenas de familias de Coronel Dorrego, hoy quedó prácticamente en el olvido, ya que los pocos cazadores de liebres que quedan no pueden sobrevivir únicamente con la actividad.
La actividad, que años atrás generaba importantes recursos económicos para este distrito, está teniendo una temporada muy complicada y su futuro es cada vez más incierto.
Iniciada el pasado 3 de junio, la actual temporada se caracteriza por el escaso valor de cada ejemplar y el marcado incremento en el precio de los insumos, entre ellos los proyectiles y el combustible.
Los problemas económicos que atraviesan varios países europeos es la razón fundamental para explicar este declive, teniendo en cuenta que el total de la producción se exporta al Viejo Continente.
“El precio de la liebre es muy bajo. Se están pagando 60 pesos, cuando al final de la temporada pasada salía $ 70, con costos que este año subieron un 40%, como mínimo”, admitió el acopiador local Ogue Madariaga.
Esta situación —dijo—, provocó que actualmente solamente dos cazadores salgan con camionetas, cuando el año pasado la temporada se inició con 14 personas.
Un mercado cada vez más reducido
Madariaga destacó que a raíz de la crisis internacional, el frigorífico alemán, al cual la barraca dorreguense le vende el producto desde hace 30 años, una semana antes del comienzo de la presente campaña la notificó que esta vez no iba a comprar liebres.
En relación con el escaso valor actual del animal, el especialista consideró que al haber sólo tres frigoríficos en la Provincia, el reducido mercado impuso menor competencia de precio y, por ende, el precio bajó considerablemente.
“Los costos fijos son grandes y si bien tratamos de achicarnos, si la situación no mejora en los próximos días vamos a terminar la temporada (el 31 de julio) con pérdidas”, reconoció.
Si bien las autoridades provinciales fijaron un tope de 1,8 millones de ejemplares para este año, pronosticó que las capturas no superarían las 600 mil liebres.
Trabajo para casi 200 personas
Sobre el futuro de la actividad, Madariaga fue contundente: “Es un negocio que, como tantos en la Argentina, tiende a desaparecer en Argentina”.
“Muchos acopiadores dejaron la liebre, pero en nuestra familia hace 51 años que nos dedicamos a esto y decidimos seguir un poco por tradición y otro tanto para no perder el mercado, porque cuando se abandona un año, después es muy difícil retomar”, aseguró.
"Actualmente, el problema más grave para esta actividad es económico. Antes, vivían de la caza unas doscientas personas, número que se fue achicando notoriamente en los últimos años", subrayó.
"Además de las familias directamente beneficiadas, la caza de liebre generaba mucho movimiento económico, porque todo el dinero se gastaba en el distrito. Ahora, eso no ocurre", dijo Madariaga. (Agencia Dorrego).
Creado por Julio Torreguitart