El intendente pringlense quiere llegar a 2019 con, al menos, seis grandes proyectos terminados. El equilibrio de las cuentas municipales sigue siendo el gran desafío.
Juan Ignacio Schwerdt
jschwerdt@lanueva.com
A Carlos Berterret le gusta decir que, más que obras, lo que está haciendo en Coronel Pringles es derribar mitos.
“Estamos desterrando la idea de que hay proyectos que no se van a hacer o terminar nunca —asegura el intendente pringlense—. Y la gente está volviendo a creer”.
La idea de dar por tierra con el no-se-puede signó tanto su carrera profesional como política. Como asistente social trabajó durante años para recuperar a personas con problemas de adicción y otros trastornos; como político, luchó por casi una década para consolidar un proyecto vecinalista que no sólo terminó poniendo fin a la hegemonía radical en el municipio, sino que además, en 2015, lo catapultó a la intendencia.
“Como jefe comunal también me propuse derribar muchos mitos -aclara-. Especialmente dos: que no se iban a hacer nunca la repavimentación del Boulevard 40 ni las cloacas de Indio Rico. Hoy las dos obras están en marcha”.
En su lista hay otros cuatro proyectos considerados “irrealizables”. Los enumera sin problemas: “las 160 casas del Plan Federal detenidas desde 2010, los desagües pluviales para los barrios PVP Sur y Roca, y la provisión de gas para el parque industrial”.
“La obra pública era hipernecesaria —enfatiza—. Pringles vivió muchos años de promesas y ninguna concreción. El mejor ejemplo es la repavimentación del Boulevard 40, nuestro camino de circunvalación”.
-¿En qué estado se encuentra hoy?
-En el tramo que va desde el Boulevard 1 al 13 ya está terminada, y se puede circular. Desde el 13 al 29 también. Además, se hicieron dos rotondas. Actualmente se trabaja en el trayecto del Boulevard 1 hasta la ruta 51, que es el más complicado porque hay dos puentes que hay que ampliar, además de colocarles sendas peatonales.
-La gobernadora Vidal dijo que quería inaugurar la obra en el próximo aniversario de la ciudad. ¿Llegan?
-Creo que sí, porque estamos haciendo varios trabajos en forma paralela. El hormigonado avanza unos 75 metros por día.
-¿Le sorprendió que tanta gente creyera que la obra no se iba hacer, aún cuando se había firmado el convenio con la Provincia?
-No, porque a los pringlenses les prometieron el Boulevard 40 muchas veces, y les fallaron siempre. Tengo una anécdota muy curiosa sobre este tema. Nosotros arrancamos la obra haciendo las rotondas, y justo en ese momento recibimos la visita de la gobernadora Vidal. Ese día íbamos en la combi y María Eugenia me preguntó qué decía la gente sobre la obra; le contesté que no creían. Me miró sorprendida y me insistió: “¿Pero la obra está en marcha? ¿Están las máquinas, la gente?”. Y sí, le dije. Estaba todo, pero la gente igual no creía. Ni siquiera creían que Vidal iba a venir a ver el inicio de la obra. Me lo decían en la cara.
-¿Y cuándo comenzaron a creer?
-Cuando vino una máquina gigante, que se llama reclamadora, y empezó a levantar el pavimento roto para reciclarlo. Y ni hablar cuando empezó el hormigonado. Recién ahí los más escépticos dejaron de escribir en las redes sociales cosas como “había una vez un circo”, o que era todo humo. El descreimiento de los pringlenses era para un análisis sociológico, realmente.
-¿Le pasó con otros proyectos?
-Sí, con las cloacas de Indio Rico. Cuando asumimos fuimos al SPAR y pedimos por esa obra, porque la gran mayoría de los hogares del pueblo tenía el pozo ciego colapsado. Hicieron una encuesta y les dio que el 98% quería ese proyecto.
“Cuando nos aprobaron la obra, lo primero que hicimos desde el municipio fue comprar el terreno (para la planta depuradora). Firmamos el boleto de compra-venta y le mandamos a todos los medios del pueblo, pero la noticia no generó nada. Nada de nada. Tiempo después difundimos el resultado de la licitación... y tampoco pasó nada”.
-¿Cuándo se dio el click?
-Recién cuando fuimos con la gente de la empresa constructora que ganó la licitación para que explicara el proyecto a la comunidad. Fue algo muy loco. Va a parecer raro, pero cuando terminó esa reunión sentí que los vecinos me saludaban de otra forma. Me daban la mano con firmeza, con ganas. Para mí fue revelador. Nos hicimos fotos en la plaza, todos juntos, y hasta hubo aplausos. En ese momento sentí que me había recibido de intendente a los ojos de la gente de Indio Rico.
-¿Tan así fue?
-Mire, en el primer año de mi intendencia hicimos el acto por el aniversario de la localidad con 50 o 60 personas, y la mitad era gente de mi gabinete. El segundo acto fue este año, ya con la obra de cloacas en marcha; hubo unas 300 personas, y por primera vez se hizo un desfile cívico.
-Recién citó como uno de sus objetivos reanudar la obra de las 160 casas inconclusas del Plan Federal. ¿En qué instancia están las gestiones?
-Ya obtuvimos los fondos para terminar las 22 más avanzadas. Estamos en concurso por la provisión de materiales y mano de obra. En un mes o un mes y medio arrancamos.
-¿Y las 138 restantes?
-Nos irán destrabando los fondos ni bien rindamos los gastos de esta primera etapa.
-¿Qué análisis hace de lo que ocurrió con esa obra?
-Está claro que Pringles fue discriminado porque el gobierno nacional y provincial era de un signo político distinto al municipal. El anterior intendente (Carlos Oreste) fue un muy mal administrador, pero en esto no tuvo nada que ver. El envío de los fondos se cortó desde la Nación y quedamos sin respuestas, cuando comunas vecinas, como Suárez, recibieron 1.200 viviendas. Fue una gran amargura.
-¿Arranca el arreglo de la ruta 51?
-Estamos confiados en que sí.
-¿Cuándo?
-De un momento a otro. Al menos, así lo han transmitido los ingenieros de la obra. El proyecto se demoró, pero la empresa constructora se está instalando en el parque industrial.
“Nosotros estamos más interesados que nadie en que arranque, porque la ruta tiene una importancia estratégica. Asumí el 11 de diciembre de 2015 y cinco días después le estábamos pidiendo a la gobernadora Vidal que la lleve adelante. Por suerte se nos adelantaron y ya tenían el proyecto armado”.
-¿Esta fue la obra que definió su pase a Cambiemos o la del Boulevard 40?
-En realidad, mi pase a Cambiemos fue mucho más complejo. Si tuviera que nombrar un hecho en particular, diría que fue el momento en que me di cuenta de que los funcionarios de Vidal tomaban como propios los problemas de Pringles. No fue por una obra en concreto, sino porque sentí que me escuchaban de una forma que me iba a permitir cambiar Pringles, que es lo que le da sentido al vecinalismo.
-No se arrepiente, entonces...
-No. El tiempo dirá si mi pase a Cambiemos fue acertado o no, pero aún si llegara a ser un desacierto... ¿se van a levantar las cuadras de asfalto o las cloacas de Indio Rico? ¿Va a desaparecer la obra del Boulevard 40?
-¿Está conforme con su gestión?
-Sí, el balance es positivo. Siento que se está viendo el perfil de gobierno que queremos: con gestión, generando cosas positivas en múltiples áreas. Yo no quiero ser recordado como un intendente que hizo tal o cual obra; lo que quiero es que en 2019, cuando entregue el gobierno, se pueda decir que el desarrollo de todas las áreas fue equilibrado.
“Yo tengo muy en claro cuál fue el punto de partida, y puedo decir que el municipio era un desastre. Cuando asumí tenía 1,7 millones de pesos de caja y estaba a 20 días de tener que pagar 20 millones en sueldos y aguinaldos”.
-¿Logró equilibrar las cuentas?
-Mire... el otro día un colaborador de mi gabinete lo dijo claramente: este sería un municipio en equilibrio si no tuviera que pagar aguinaldos. Hemos intentado corregir esto mediante la actualización de las tasas y pasamos de 1.300 planes de regularización de deudas a unos 4.000, pero todavía nos falta para recaudar lo que necesitamos.
-¿Cómo está la planta municipal de empleados?
-Saturada. A tal punto que hoy es imposible pensarla como una válvula de escape para el problema laboral.
-¿Le preocupa?
-El problema es que nos obliga a avanzar hacia una reducción gradual de personal. No me refiero a despidos masivos, porque jamás recurriría a eso, sino a no renovar las vacantes que se van produciendo en forma natural.
“En esta transición, creemos que las obras públicas van a ser el colchón que atenúe la falta de trabajo y nos dé tiempo para avanzando en obras de infraestructura que directamente estén involucradas con la generación de trabajo”.
-¿Como cuál?
-La provisión de gas al sector industrial planificado, para que definitivamente se transforme en parque industrial. La gente de Bagsa está trabajando a pasos muy firmes. Cada vez que vamos a sus oficinas hay avances.
-¿Qué ventajas puede ofrecer el parque industrial de Pringles?
-Estamos cerca del puerto, en una ruta clave para unir Bahía Blanca, el centro de la provincia y Capital Federal. Y podemos ofrecer condiciones de seguridad muy importantes. Si encima logramos poner en condiciones la ruta 51, las ventajas comparativas son muy valiosas. Por eso hoy la clave es conseguir el gas.
-¿También se ve inaugurando esa obra?
-¿Por qué no? Hemos hecho tantos avances en estos 18 meses que ya me permito soñar un poco. Y hasta me he vuelto bastante pedigüeño.
Una parte de su sueldo va a dos instituciones cada mes
“Es ridículo que me critiquen por donar”
-¿Es cierto que dona parte de su sueldo?
-Sí. Cuando asumí eliminé los gastos de representación y los viáticos los reduje al 75% de lo que cobraba el intendente anterior, pero no pude hacer nada con el salario, porque por ley es igual a 12 sueldos mínimos. Entonces fijé un límite al que yo llamo 'serrucho'. Todo lo que supera ese límite va a las instituciones pringlenses en carácter de donación.
-¿Le llamó la atención que un sector de la oposición lo criticara por esto?
-Es ridículo que me critiquen por donar. No corresponde, porque he hecho todo para evitar que esto sea una acción demagógica. Las donaciones se hacen por transferencia bancaria de la comuna a la cuenta de dos entidades por mes. No hago actos ni nada de eso. Si alguien quiere corroborarlo, nada más tiene que ingresar a Ciudad Abierta y ver mi recibo de sueldo en internet.
-¿Cuánto donó en mayo?
-Creo que el 'serrucho' dejó unos 16 o 17 mil pesos, así que fueron unos 8 mil pesos para las dos instituciones a las que les tocó.
-¿Por qué lo del 'serrucho'?
-Porque es una manera de dar un gesto a los empleados. Si no, cuando les das un aumento a los trabajadores, esa suba se multiplica por 12 en mi sueldo. No puede ser así.-Cuando asumió dijo que estaba preocupado por el aumento del consumo de drogas en Pringles...
-Es un tema que siempre me va a preocupar. Por eso estamos haciendo un trabajo social muy fuerte con el área de Educación y Salud, y se han reactivado los grupos de autoayuda. También estamos trabajando fuerte con los clubes, a los cuales les estamos brindando equipamiento y recursos humanos. Nos falta sumar a las escuelas y a las iglesias locales.
-¿Las iglesias?
-Sí, todas. Cuando uno mira el mapa de Pringles, ve que la institución con mayor cantidad de sedes distribuidas en forma equitativa es la escuela, pero en segundo lugar vienen las iglesias y cultos. Si lográramos ponernos de acuerdo para tirar todos a la vez, el impacto sería enorme.
-¿Qué falta?
-Coordinarnos. Ya hemos demostrado que, cuando a las instituciones se las convoca, se entusiasman y se enganchan. Y eso es porque se sienten protagonistas.
-¿Qué rol pueden cumplir las iglesias y escuelas?
-Bueno, la lucha contra las adicciones tiene cinco etapas: una prevención inespecífica, que se trabaja en forma general; una prevención específica, que es hablar sobre las adicciones; la detección temprana, que es abordar cada caso ni bien surge; la asistencia, que es ayudar al adicto a salir de su problema; y la supervisión de la recuperación.
“Las iglesias y las escuelas pueden ser claves en las tres primeras. En esas instituciones hay gente muy preparada para hacer algo importantísimo: escuchar e interpretar. Es como tener un montón de antenas de radar distribuidas en Pringles para detectar y atacar los problemas”.
Fuente: La Nueva
Creado por Julio Torreguitart