En muchas localidades, el costo de instalación o del decodificador disparan el precio final del servicio.
A partir del último fin de semana, comenzó la codificación de la mayoría de los partidos de fútbol de Primera División en la Argentina. De acuerdo a los números oficializados a través de los medios de comunicación en estos días, solo unos 650 mil de los 8 millones de abonados a los servicios de cable eligieron pagar los 300 pesos extra para continuar viento los cotejos.
En la zona, la cuestión no es tan fácil, ya que no en todas las poblaciones cuentan con servicio de HD; y desde algunas prestatarias ya se advirtió que quienes no migren de sistema, no podrán ver ningún encuentro.
Además, si bien en la mayoría de las localidades, los empresas o instituciones que ofrecen televisión por cable mantienen el precio del abono, en varios sitios se suman extras -como por ejemplo, el valor del decodificador- que elevan bastante el precio original.
Por ejemplo, en Pigüé a los 300 pesos que costará el servicio, los interesados deberán pasar del sistema de emisión analógico a uno prémium digital y comprar un decodificador de 2.940 pesos. Este último es financiado en cinco cuotas por la prestataria del servicio, la Cooperativa Eléctrica. Hasta fin de mes, en esta ciudad se paga 397,20 pesos por el cable básico y 619,47 por el prémium.
En Coronel Pringles, el pack de fútbol solo está disponible únicamente para abonados que cuenten con el sistema HD. Quienes poseen televisores analógicos ya no podrán ver los principales partidos, salvo aquellos que se emitan por esa señal.
En tanto, quienes cuenten con un LED o LCD deberán abonar 600 pesos por el decodificador.
En Carmen de Patagones y Viedma, la situación es similar. El servicio básico de cable cuesta 1.015 pesos por mes, a lo que habría que sumarle los 300 del pack. Durante medio año no se cobrará el decodificador, que después pasará a costar 150 pesos por mes.
En Tres Arroyos, la situación es similar, aunque el costo del decoder es de 100 pesos mensuales.
La Nueva
Creado por Julio Torreguitart